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La historia de Nakanthram

Sri Lanka

“No nos daban agua potable ni nos permitían bañarnos con agua del pozo”.

Nakanthram, de 30 años, está casado y tiene tres hijos. Él, su esposa y sus padres están afectados por la lepra y han experimentado un estigma debido a su enfermedad, la cual no  les permitía vivir en su comunidad de origen. Comenta  que por la gracia de Dios actualmente han mejorado gracias a la medicina regular, el cuidado y los buenos consejos de Kaveri Kal Manram, una organización local apoyada por Misión Contra La Lepra.

Recuerda con tristeza que a la edad de ocho años fue desplazado por primera vez a causa de la guerra y durante los siguientes  22 años la familia ha sufrido 17 veces mas el desplazamiento. Nos sigue narrando su historia recordando que “Como comunidad vivíamos en tierras estériles del gobierno, sin pozo ni instalaciones de agua. Si queríamos bañarnos o beber, teníamos que visitar otras comunidades, pero enfrentábamos una experiencia terrible. No nos daban agua potable ni nos permitían bañarnos con agua del pozo ya que creían que los contagiaríamos. Contamos nuestras experiencias a las oficinas del gobierno y nos proporcionaron instalaciones limitadas de agua, pero solo para beber”.

“Decidimos que cuando volviéramos a nuestra tierra estableceríamos nuestras propias instalaciones de agua. Ese sueño ya se ha cumplido, este año nos hemos reasentado y La Sra. Siân Arulanantham, Jefa de Coordinación de Programas de Misión contra la Lepra de Gales Inglaterra vino a recibirnos. Le contamos sobre nuestras dificultades, especialmente nuestra lucha con el tema del agua debido a la Lepra. Ahora nuestra aldea tiene veinte pozos nuevos, estamos muy contentos y agradecidos por este logro”.

Hoy en día “Cada vez que nos levantamos por la mañana, podemos usar nuestra propia agua para ir al baño, bañarnos, beber y utilizarla en la agricultura, que es nuestro medio de vida. Antes solo podíamos lavarnos una vez cada 15 días o tal vez incluso en un mes, pero ahora podemos bañarnos cada día. No cualquiera nos hubiera dado esto; es raro que familias individuales reciban su propio pozo. Es un gran regalo. Ahora hay 150 familias en nuestra comunidad y solo 20 pozos, compartimos todos dentro de la comunidad  el agua y agradecemos a Misión Contra la Lepra por su ayuda y por cambiar nuestra vida familiar y la de las demás familias”.